lunes, 2 de febrero de 2009

MIRADAS.

Son tus labios que se mueven, mi mirada cuando hablas, siguiendo ese camino que va trazando tu conversación, y si mis ojos miraran a los tuyos, todo cambia. Se le ha sacado a la tinaja la tapadera, temo a lo que pueda ver y sentir de tus intimidades, pasado ése instante tan profundo, vuelvo a seguir tus pasos en lo hablado para no perder el hilo, y avergonzado por si tu has podido ver también en mis adentros. Intento recordar pero no puedo, me quedo con lo anterior a éste evento.

Para no escandalizarme de tu mirada, tendría que ver lo mismo que veo en la mía, pero como esto no es posible, me horroriza toda ésta inarmonía, y pienso que tu también puedes verme como soy. Por eso no me gusta destapar la tinaja.

Cuando intento seguir tu conversación mirándote a los ojos, raras veces lo consigo, y cuando así es, se me hace muy aburrido, y otra vez sin quererlo estoy curioseando en tus adentros, y temiendo no saber contestar a lo que tu me has dicho.

Cuando hablas, abres una ventana por donde salen tus pensamientos, pero si yo consigo asomarme por ésa ventana que son tus ojos, veo mucho más de lo que tu me estas diciendo y me confundo porque no se si seguir a lo dicho o a lo que queda por decir, y me distraigo una y otra vez intentando ver todo aquello que no me dices.

Me gusta escuchar las conversaciones de varias personas a la vez, sobre todo, cuando uno habla al otro sin fijarse en mi, porque así me veo libre de tener que seguirle y puedo escudriñar en su pensamiento completo. Es curioso observar con todo lo que se le viene a la mente y con que habilidad clasifica solamente lo que debe ser hablado en ése momento y en ésas circunstancias.

Observo cuando habla un ciego, ahora no puedo ver por ésa ventana, parece como si la tinaja hubiera que abrirla por detrás, o, como si todo estuviera al descubierto y nada hubiera que ocultar. Los ciego de nacimiento, ven de otra manera, y cuando hablan dicen lo que ve su corazón, aunque muy distorsionado por no poder adaptarlo al lenguaje. Al ciego, solo puedo percibir lo que va a decir por adelantado.

Hay una artista, Martirio, que siempre que la enfoca una cámara se pone sus gafas de sol. Por medio de ésa cámara cualquier espectador podría ver por ésa ventana sin tener que desviar su mirada para no ser descubierto, si Martirio no se pusiera sus gafas oscuras, sobre todo en programas en directo. Yo creo que así lo piensa ella, aunque no he tenido el gusto de hablarle y mucho menos verle los ojos.

He preguntado a varias gente de confianza: tú cuando una persona te está hablando, ¿ a dónde le miras ?, la mayoría contestan que a los ojos. Y así ha quedado la cosa sin profundizar más. Pero ahora yo me pregunto: ¿será que solo ven los ojos y se mantienen escuchando? , o es,¿que tanto les interesa la conversación que no se perciben de lo demás?.

Yo pediría al lector que haga la prueba, cuando alguien le hable mírele a los ojos y no ponga atención a lo que le diga y vera que puede percibir lo que habla y lo que piensa, claro que esto tiene un inconveniente, que luego no recordara fácilmente lo que le ha dicho y tendrá que retroceder en la memoria. Usted recordará automáticamente aquello que él no dijo pero que si percibió, y lo que habló le será más difícil recordarlo. Le acusaran de que está perdiendo la memoria, esto le puede ocurrir también si cuando le hablan, está pensando en otra cosa, solo que ésta vez no recordara casi nada de lo que le han dicho.

Y a partir de ahora querido lector, si descubre algo no lo comente, y mucho menos con la persona que esté hablando. Imagínese que le está diciendo: eres una buena persona, pero está pensando, que eres un cabrón, quitaría veracidad a lo que le comente y le pondría en la duda de lo que usted ha percibido. Yo llevo toda la vida observando esto y es la primera vez que lo cuento. Primero porque creo porque creo que casi todo el mundo percibe lo mismo que yo y segundo porque creo que aunque lo perciban no lo tienen en cuenta.
No es ninguna cualidad extra sensorial, todos podemos ver algo más que lo que ven los ojos, solo es cosa de detenernos y pensar.
Observe cuando vaya al dentista, él hablara con su enfermera , a veces de usted, a veces de otras cosas, usted queda al margen de lo que se hable, puesto que está con la boca abierta y no puede corresponder. Mírele a los ojos cuando habla, si logra conectar se le vendrán pensamientos que antes ni siquiera los habría imaginado. Aquí es donde podrá percibir y darse cuenta que lo que piensa no es suyo y que se complementa y corresponde con lo que habla ésa persona. Si le va a hacer algo doloroso, le dirá: voy a contar hasta tres y en ése momento usted respire profundamente, y cuando le mire a los ojos observará que le está engañando, que está distrayendo su atención para en ése momento pegarle el pinchazo con la anestesia.Ha podido ver su pensamiento completo y solamente ha oído la parte clasificada que su dentista ha querido exteriorizar.
Probablemente muchos no se hayan dado cuenta, ni han conectado conscientemente con ésa ventana, creyendo que lo de contar hasta tres forma parte del mecanismo para que al estar respirando profundamente le duela menos.
Y por último, le propongo que mire fijamente a un animal , por ejemplo a un perro, clave su mirada fija en sus ojos y se va acercando lentamente, lo más probable es que se asuste e intente apartarse de usted, o no pueda resistir nuestra mirada, o es que, viendo nuestro interior se asuste de lo desconocido.

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