martes, 16 de junio de 2009

CUANDO HABLAN LOS ANIMALES.

Había muchos humanos que me increpaban continuamente, me gritaban dándome voces, me pegaban patadas y recibía insultos de toda clase. Consiguieron enfadarme e irritarme y me hirieron en mi orgullo, aquí no tengo a mis compañeros ni a mis hembras a las que defender, me han sacado de la dehesa donde pastaba y transportado en un cajón donde apenas podía moverme, ni siquiera descansar mi cuerpo en el suelo durante el viaje. Por eso es, que me veo obligado a defenderme emprendiéndola a cornadas a diestro y siniestro. Me jalean enfrente insultándome de nuevo, arremeto contra ellos y cuando les estoy alcanzando me encuentro con unos tubos alargados y redondos que nacen del suelo como el tronco de un árbol, distantes entre sí, por donde se meten y me siguen jaleando al otro lado. Yo estoy ciego en mi cólera sin entender el comportamiento de los humanos, me tiran del rabo y recibo patadas, me revuelvo contra ellos pero se quitan de en medio y no consigo alcanzarlos, así una y otra vez y yo sin saber para que me han traído a éste sitio donde no piso la tierra. Todo el suelo está plano cubierto de piedras lisas donde me resbalo constantemente. Tengo que salir de aquí como sea y corneo con toda mi fuerza a esos tubos pero no consigo derribarlos, en la dehesa cuando hacía esto con alguno de mis rivales, al menos tenía un motivo, porque defendía mi territorio, o a la manada, pero, aquí no consigo derribar a nadie. Estoy viendo sangre encharcada en el suelo y cuando la olfateo compruebo que es mía, pero ni por eso ésta gente se conmueve, ni me dejan tranquilo, parece que se enfurecen más y más, me siento fatigado y tengo dolores por todo mi cuerpo, voy a sacrificar mi vida para defender mi honor, y mientras mi corazón esté latiendo seguiré luchando con estos seres de dos patas, los que se han puesto todos contra mí. No entiendo porque lo hacen aunque parece que se divierten con esto, yo pensaba que el hombre solo se dedicaba a traerme el pienso y a procurar que mi territorio estuviera cubierto de verdes prados, pero ahora me doy cuenta que son mis enemigos, porque me han arrebatado todo cuanto tenía para humillarme de ésta manera y sin razón.
Y como toro he contado ésta parte incomprensible de mi vida, pero como humano que soy el que está escribiendo, no se que voy a decir., ¿Que estuve en Paterna viendo los toros?. Para ver los toros, debería irme al campo a verlos pastar, a ver como pare una vaca y como lame al becerro para quitar su placenta, eso si es digno de ver y de contar.
El hombre olvida de donde viene y a donde va, consume su tiempo divirtiéndose con un animal, como si nosotros no fuéramos también animales, bebiendo alcohol y dándose a toda clase de vicios. ¿Para qué estamos aquí entonces?. ¿Quién vendrá a salvarnos?, cuando somos nosotros los encargados de velar por nuestro entorno viviendo en armonía con todos los animales y con todo cuanto nos rodea. Nadie dudaría de que somos los seres mas inteligente del planeta, dotado de alma, que piensa y que cree que tiene potestad sobre toda la tierra, pues deberíamos demostrarlo. Imaginémonos metido en el cuerpecito de esas hormigas que a diario pisamos por donde caminamos, seguro que cambiaríamos de idea viendo como esos humanos nos aplastan sin tenernos en cuenta.
He leído no se en que parte de la Biblia, que Jesús "El Maestro" decía: En la casa de mi Padre hay muchas moradas, y yo me pregunto: ¿no serán estas miserables hormigas parte de esas moradas? o, ¿tantos otros animales cómo habitan el planeta?.¿Porqué no pueden ser ellos los dueños y herederos de ésta tierra?.
Quién quiera que sea quién mueva los hilos de todo esto, algún día puede cansarse de ver como los humanos hemos transgredido las leyes y abandonado el cuidado de nuestro entorno y dará el poder a otro ser incluso mucho más pequeño, por ejemplo las abejas que son muy disciplinadas.

1 comentario:

  1. Me temo que tu canto es un himno a la desesperación, pues pienso que ya es tarde y no hay remedio, pero no está mal de todas formas, pregonar los abusos del hombre en aras de la tan traida "civilización".

    Por si sirve para algo, me adhiero a tu pensamiento.

    Un abrazo,

    José María

    ResponderEliminar